Apuntan a que cumplan con código de edificación para proteger el atractivo turístico y patrimonial.
La Municipalidad de Purmamarca lanzó una campaña destinada a preservar el patrimonio edilicio del pueblo, incentivando a los vecinos a respetar el código de edificación vigente desde la década del ´70. Se busca mantener la uniformidad cromática de las fachadas, evitando colores que no se ajusten a la paleta tradicional de tonos blancos, ocres, colorados y bordó. La iniciativa incluye recomendaciones para cubrir los tanques de agua visibles desde los miradores naturales del pueblo.
La secretaria de Obras Públicas y Privadas de ese municipio, Carla Zarzoso, destacó que esta acción forma parte de una serie de medidas enfocadas en la conservación del patrimonio arquitectónico, en especial en el casco histórico de Purmamarca. “Desde hace décadas, el pueblo ha logrado mantener su identidad gracias a un código de edificación que se creó en 1972, cuando un arquitecto, en conjunto con la comunidad, estableció normas para preservar su estética”, explicó.
Sostuvo que Purmamarca depende en gran medida del turismo, actividad que involucra al 80% de la población local. “El turismo llega, entre otras razones, por el valor cultural y arquitectónico del pueblo. Es fundamental evitar que Purmamarca se transforme en una versión desordenada y colorida, como puede ocurrir en otros destinos, ya que eso haría perder su esencia y atractivo original”, sostuvo.
El código edilicio especifica una gama de colores basada en la tradición local, que incluye tonalidades tierra, ocres, bordó, rojizos y blanco. Zarzoso recordó que antiguamente, antes de la festividad de Santa Rosa, se blanqueaban todas las paredes del pueblo, una costumbre que aún se mantiene, aunque actualmente solo en edificios públicos como el cabildo, la iglesia y la municipalidad.
El municipio detectó en los últimos tiempos una proliferación de fachadas con colores no permitidos, especialmente en locales comerciales. “Nunca antes había sucedido que los vecinos pintaran sus propiedades con colores fuera de la paleta tradicional, por lo que decidimos lanzar esta campaña para concientizar y revertir la situación”, explicó la arquitecta.
La difusión se realiza principalmente a través de redes sociales, radio e internet, evitando el uso de folletería por razones ecológicas. La respuesta fue positiva, con vecinos acercándose al municipio para solicitar información sobre los colores permitidos.
Dentro de la misma iniciativa, también se promueve la cobertura de tanques de agua y la eliminación de escombros en techos, ya que Purmamarca cuenta con varios miradores desde los cerros que permiten ver las “quintas fachadas” de las construcciones. “Queremos evitar que los tanques plásticos azules rompan la armonía visual del paisaje urbano”, afirmó y explicó que si no es posible cubrirlos por completo, sugieren provisoriamente pintarlos de un tono más acorde.
Zarzoso enfatizó que la campaña no busca sancionar, sino generar conciencia y facilitar la adecuación a las normativas. No obstante, en el caso de los comercios, si no cumplen con la regulación, podría no renovarse la habilitación comercial. Para las viviendas particulares, en primera instancia se emiten notificaciones para que los propietarios modifiquen el color, y en caso de incumplimiento podrían aplicarse multas.
“Tratamos de que la gente esté informada antes de realizar cambios, para evitar que gasten en pintura y luego se vean obligados a corregirlo por una sanción. La idea es fomentar la conciencia y el compromiso de los vecinos con la estética del pueblo”, aseguró Zarzoso.
A la fecha no se ha aplicado ninguna multa, ya que la campaña es reciente y la respuesta ha sido positiva. Se ha establecido un plazo de 60 días desde la notificación para que los frentistas puedan realizar las modificaciones necesarias.