Uno de los grandes atractivos turísticos de los Valles Calchaquíes, en Seclantás, cambió de nombre. Los motivos.
Por: María José Lucesole
Quebrada de las Flechas. Quebrada de las Conchas. Quebrada de Escoipe. Y ahora, en un rincón de Salta, también se promociona la Quebrada del Rincón. Pocos conocen esta quebrada que hace décadas es la principal atracción de Seclantás, en el corazón de los Valles Calchaquíes. Solo que, si tuvo algo de popularidad, fue con otro nombre: las Cuevas de Acsibi.
Los cambios de calles son comunes en las ciudades, pero no tanto entre los topónimos de accidentes naturales. ¿Cómo es posible? ¿Las cuevas de Acsibi y la Quebrada del Rincón son los mismo? En efecto, se trata del mismo lugar, pero con otro nombre. Sin embargo, también cambió la visita. Ahora hay varios prestadores que recorren el lugar, con variedad de servicios. Y de precios.
El origen sigue siendo la Finca Montenieva, un campo de 8800 hectáreas perteneciente a nueve familias. Desde allí, el camino es apenas más que una huella, que sólo se puede transitar con 4×4, entre algarrobos, retamas y tolas.
Al frente está el cerro Apacheta. A la izquierda, el cauce seco del río Rincón, pero el camino se desvía hacia la derecha en una subida pronunciada hacia el antiguo camino real inca. Entonces el desierto se llena de cardones. Hay pájaros carpinteros, lechuzas y gallos de arena. Aparece a la derecha el cerro Negro. Más adelante, a la izquierda, el Nevado de Cachi.
La camioneta asciende a 3040 metros de altura y luego baja, casi en picada, sobre el lecho del río Rincón. Entonces es momento de descender y andar a pie por dos horas.
A la izquierda aparece un enorme cañadón: la Quebrada del Rincón, atravesada por el río que sólo tiene agua una decena de veces cada año. La huella del cauce seco es el camino que conduce hasta las cuevas. Antes de llegar hay que atravesar varias lenguas de hielo: son aguas que bajan desde la Quebrada, entre las rocas, y en invierno se congelan.
Es preciso subir al menos tres tramos de improvisadas escaleras de madera, entre los desniveles más marcados de la actual geografía. Finalmente, al frente aparecen las montañas rojas. Se ven maleables, por la asombrosa forma que toman. Y de hecho, lo son. Cambian con la erosión fluvial: muy pocas veces al año, cuando llueve, la caverna renueva su aspecto.
De lejos parecen formaciones geológicas derretidas, a poco de salir de un horno encendido del centro de la tierra. El rojo es cada vez más fuerte. Y al entrar en las cuevas entre las estalactitas, se cuelan rayos de luz, que dejan ver pequeños trozos de cielo celeste. Hay que agacharse para poder llegar al final del túnel. Y finalmente llegar a la cueva del rojo absoluto.
Se trata de una caverna al ras del suelo, a más de tres mil metros de altura, pero se sienten las entrañas mismas de la Tierra.
Área protegida
Toda la quebrada del Rincón fue declarada área protegida por el municipio de Seclantás en 2018. Este acto administrativo no sólo cambió el nombre del lugar. También modificó el modo de visita de las cuevas.
Ya no lo hace sólo Fido Abán, quien desarrolló por décadas la visita (ver LUGARES 169 y 250 de los años 2010 y 2017) y registró el nombre de las Cuevas de Acsibi en 2014 ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial. Abán no sólo patentó las Cuevas y la Quebrada de Acsibi: les dio fama internacional.
Ahora se puede elegir entre siete guías autorizados para emprender la visita a la Quebrada del Rincón.
“La zona ha sido recientemente declarada Área Protegida Municipal Cuevas de la Quebrada del Rincón, para poder preservar este increíble monumento natural a la posteridad. Para acceder es preciso ir acompañado únicamente con guías autorizados”, informa en la página oficial de Seclantás.
El municipio capacitó a siete guías locales para que puedan interpretar las formaciones geológicas, y brindar información a los turistas. “Es un área protegida municipal. Pero la trabajan las familias que son propietarias de finca que colindan con la Quebrada del Rincón”, informó María Fernanda Funes Arias, secretaria de Turismo de Seclantás.
“La Quebrada del Rincón forma ahora parte del sistema provincial de áreas protegidas de Salta. Fue declarada Monumento Natural de Salta dado que está situada en tierras de la provincia, según un informe de la Secretaría de Hidráulica de Salta. Este informe asegura que el lugar es territorio fiscal dado que está atravesado por el lecho de un río. El cauce del agua es público”, afirma el ministro de Turismo de Salta, Mario Peña.
“Quebrada del Rincón y Cuevas de Acsibi son lo mismo. Sólo que Acsibi es un nombre ficticio que le puso un prestador de servicio. Y así se hizo conocida. Pero el verdadero nombre es Quebrada del Rincón”, informa la directora de Turismo de Seclantás.
No solo hay distintos guías que ofrecen la visita: también hay variedad de servicios. Y precios. Todos tienen el mismo recorrido. La visita varía entre $2.000 y $3.000 pesos por persona. Y puede tener o no almuerzo incluido en las más de seis horas que dura la excursión.
Todo queda en familia
Tony Abán, hermano de Fido, es uno de los propietarios de la Finca Montenieva. “Yo le pedí a mi sobrino, el intendente, Mauricio Abán, que declare el lugar área protegida para que aquí pueda trabajar toda la comunidad”, expresa.
“Somos varios hermanos propietarios de la Finca Montenieva”, afirma Tony. Yo estoy autorizado por el ministerio de Turismo de la Provincia. Soy guía matriculado”, explica.
Fido, por su parte, es reconocido en los Valles Calchaquíes como la persona que más trabajó para el desarrollo turístico de las cuevas de Acsibi. Fue quien promocionó las cuevas de Acsibi dos décadas atrás, cuando el gobierno no le daba recursos para las visitas. Y no eran conocidas fuera de Seclantás.
“Mis salidas con los primeros turistas era en tractor con acoplado al que acondicionaba con colchones para no molernos la espalda. Esto nos llevaba casi tres horas de ida y vuelta, por casi 20 kilómetros, más los 11 km de caminata que debíamos hacer, saliendo por el lecho seco de una bajante de agua de lluvia que se produce en verano, 3 o 4 veces año. Ni al Estado, ni al sector privado le interesaba. Ni siquiera veían la región, solo les interesaba, Cachi, Cafayate, la Quebrada de Humahuaca y basta, nunca existimos hasta ahora”, expresa el hombre que llevó a los primeros turistas. “Más tarde los distintos gobiernos vieron la posibilidad de pedir créditos internacionales para hacer obras aquí, que no llegaron todavía”, se lamenta.
“Hoy mi pueblo es conocido por las Cuevas de Acsibi que significa en lengua kakan lugar donde está el fuego o lugar de luz”, afirma Fido que, si bien también es guía autorizado de esta nueva etapa, resolvió dejar la zona y buscar nuevos proyectos turísticos.
Las cuevas aún se promocionan con el nombre que él les dio en los municipios vecinos a Seclantás: la Hacienda de Molinos ofrece descuento de 15 por ciento a los huéspedes interesados en la excursión Cuevas de Acsibi, que se contrata desde esta coqueta e histórica hostería. Este es el mejor hotel a más corta distancia de las cuevas.
También en el vecino pueblo de Cachi los turistas las buscan con su nombre original. “Antes de la pandemia veían muchos extranjeros que nos pedían por las famosas cuevas de Acsibi”, sostiene Diego Patrón Costas, gerente del hotel La Merced del Alto.
En Cachi y Molinos nadie conoce el lugar como la Quebrada del Rincón, el topónimo que busca promocionar Seclantás, con respaldo del gobierno de la provincia. En esta nueva etapa, el acceso es más democrático, pero el nombre tiene que ver con la identidad y parece que llevará mucho tiempo que el público se familiarice con él.
Fuente: lanacion.com.ar