Una de las tantas escapadas que ofrece la Argentina, está en la provincia de Catamarca. Se trata de un destino imperdible e ideal para desconectar.
Ubicadas en un entorno de montaña único, las Termas de Fiambalá en la provincia de Catamarca, son el destino perfecto para quienes buscan relajación, contacto con la naturaleza y sabores regionales.
Aguas termales en plena montaña
Las Termas de Fiambalá, ubicadas a solo 15 kilómetros de la ciudad de Fiambalá, en el oeste catamarqueño, ofrecen un paisaje imponente en la precordillera de los Andes. El complejo termal está compuesto por 14 piletas naturales escalonadas en la ladera de un cerro, con temperaturas que van desde los 28°C hasta los 51°C.
Estas aguas son ricas en minerales, ideales para tratamientos terapéuticos, relajación muscular y alivio del estrés. Sumergirse en ellas, mientras se contempla el cielo abierto y el paisaje montañoso, es una experiencia única.
Actividades para todos los gustos
Además del relax termal, el entorno de Fiambalá invita a realizar diversas actividades al aire libre:
- Senderismo y caminatas: Hay senderos naturales para explorar la quebrada que rodea las termas, con miradores desde donde se obtienen vistas panorámicas del valle.
- Visita a viñedos: Fiambalá forma parte de la Ruta del Vino de Altura. Podés recorrer bodegas locales y probar vinos catamarqueños, especialmente el torrontés.
- Dunas de Tatón y Saujil: A menos de una hora del centro, se encuentran estas gigantescas dunas de arena ideales para practicar sandboard o simplemente disfrutar de un atardecer inolvidable.
- Cultura local: En el centro de Fiambalá podés visitar la Iglesia de San Pedro, el Museo del Hombre y ferias artesanales con tejidos, cerámicas y productos regionales.
Sabores tradicionales para acompañar la experiencia
Fiambalá ofrece una cocina con identidad andina. Algunos platos y productos que no podés dejar de probar:
- Empanadas catamarqueñas: con carne cortada a cuchillo y masa casera.
- Locro y humita: comidas típicas del noroeste, elaboradas con maíz, zapallo y carne.
- Tamales: envueltos en chala y cocidos al vapor.
- Cordero o cabrito a la llama: carne tierna cocida lentamente.
- Dulces regionales: de membrillo, higo o cayote, acompañados de quesillo.
- Vinos de altura: especialmente torrontés, malbec y syrah, elaborados en bodegas de la zona.
Muchos restaurantes y casas de comida ofrecen menú casero, y también es común encontrar ferias gastronómicas los fines de semana.