Santa Ana del Valle Grande se encuentra en la provincia de Jujuy, dentro del departamento homónimo.
Con la llegada de las vacaciones de invierno, crece el interés por descubrir nuevos destinos dentro del país, y el Norte argentino aparece entre las primeras opciones. Entre sus joyas escondidas, Santa Ana —conocida como “el pueblo de las nubes”— se presenta como un lugar mágico, ideal para quienes buscan naturaleza, historia y aventura.
Santa Ana del Valle Grande se encuentra en la provincia de Jujuy, dentro del departamento homónimo. Es una pequeña comunidad rural situada a 3.470 metros sobre el nivel del mar, rodeada de montañas y vegetación exuberante. Para llegar, hay que atravesar el imponente Abra del Zenta, un paso de montaña ubicado a 4.376 metros sobre el nivel del mar, que ofrece vistas únicas dentro de la Reserva de Biósfera de las Yungas.
Además de sus paisajes, el pueblo guarda un valioso patrimonio cultural. Allí se encuentra uno de los tramos del camino incaico Qhapaq Ñan, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO. Este antiguo sistema vial une distintos puntos de Sudamérica y es uno de los principales atractivos para los visitantes.
Santa Ana invita a realizar actividades como caminatas por senderos ancestrales, recorridos arqueológicos, trekking, cabalgatas, avistamiento de flora y fauna, y encuentros con la cultura local. Los turistas también pueden disfrutar de la gastronomía regional, conocer las propiedades de hierbas medicinales y adquirir artesanías realizadas por los pobladores.
El contraste entre las formaciones de la Quebrada y la vegetación de las Yungas crea un entorno de transición que convierte a Santa Ana en un destino ideal para escapar del ruido urbano y reconectar con la naturaleza en estado puro.